jueves, 17 de junio de 2010

Tango


Sin perder el contacto nos deslizamos por el escenario al son de la música. Llega un momento en el que dejo de escucharla y me evado en mi mundo perfecto. Como si flotara en una nube con el único anclaje de tus brazos aferrándome al mundo real ¿o tal vez sea irreal?
Al ritmo del tango tus manos resbalan por mi cuerpo como mis tacones por la pista de baile. Me alejo y vuelves a tirar de mí para aferrarme a tu cuerpo. Tu aliento se pasea por mi cuello. Giramos en un en un forcejeo que supera a las mejores de las coreografías y vuelvo a encontrarme frente a ti.
Te reto rozando tus labios con los míos para después retirarme, pero es demasiado tarde. Como si de un cinturón se tratase, me tienes atrapada por la cintura.
La música termina en los segundos suficientes para que vuelva a la realidad.
Los dos nos separamos y me ofreces tu mano para saludar juntos al público.

Baja el telón. Ha terminado la actuación. Miradas que se cruzan de reojo cuando nuestras manos se separan.

Cada uno ha sabido interpretar su papel.

miércoles, 9 de junio de 2010

Búsqueda



El dilema que me planteaba con el lienzo ya parecía ser una costumbre. Mi cabeza me decía que continuara pero al ver el resultado de las siete horas con el pincel empezaba a cuestionarme que valiera la pena esa pérdida de tiempo.
Tiré el pincel a suelo y recorrí la sala. Abrí uno de los ventanales que iluminaban el habitáculo y me quedé apoyada en el alfeizar observando el lugar. Los caballetes situados a los laterales y las estatuas me recordaron el porqué estaba allí.
Volver a mis raíces artísticas tal vez me devolvería la inspiración que parecía huir de mí. Pero regresar allí, tras tantos años, no era lo mismo.
Desde lejos aquella superficie policromada seguía sin transmitirme nada. Comencé a deslizarme por la pared hasta acabar sentada en el suelo.
No sé cuánto tiempo estuve así hasta que salí del ensimismamiento llamada por una melodía que me trajo el viento y rompió el silencio.
Un segundo bastó para levantarme y enfrentarme nuevamente al cuadro con otros ojos y cuando quise darme cuenta ya había terminado junto al sonido de la música.
Otra vez el silencio.
Salí a la búsqueda corriendo por el pasillo, revisando cada una de las aulas de música hasta que nuevamente aquella melodía volvió indicándome el camino al gran salón de actos.
Observando desde la puerta continué como espectadora. Allí estaba él, como si no hubieran pasado estos seis años. El pelo revuelto y los ojos cerrados mientras deslizaba sus dedos por las teclas del piano. Paró y cruzó una mirada conmigo.
- ¿Qué te ha hecho volver?- Pregunté mientras me acercaba.
- Busco a mi musa- Sonreí recordando aquella misma frase años atrás.- ¿Y tú?
- Inspiración.
- ¿La has encontrado?
Asentí.
Volvió el silencio.
- Ahora puedo ayudarte a encontrar lo que buscas.- añadí.
- No hace falta, ya lo he conseguido.
Dicho esto dejó espacio en el banco y continuó con la melodía. Subí para ocupar el lugar junto a él.
En el otro extremo del edificio, una sala vacía y un cuadro lleno de colores alentados por la música expresaba un nuevo comienzo.

Unos lo llaman sinestesia.

Yo prefiero llamarlo inspiración.



http://www.youtube.com/watch?v=oQCMSBhuMaU