viernes, 22 de enero de 2010

La segunda a la derecha...


Hace poco tuve un sueño que me hizo sonreír y rememorar sensaciones de la infancia.
No sé porque se coló ese interesante personaje en mi sueño. Peter Pan siempre ha sido uno de mis cuentos favoritos, pero hace tiempo que cerré mi ventana y olvidé el País de nunca jamás. Aún así esa noche me hizo una visita y sin darme cuenta me llevó hasta la segunda estrella a la derecha y todo recto hacia el amanecer.
Si en algo coinciden la mayoría de los sueños es que por muy raros que sean todo parecerá lo más natural del mundo. Y allí me encontraba yo, en una exótica selva vestida de verde y flores púrpuras. Al verme reflejada en el riachuelo pude comprobar que había retomado el aspecto de mis trece años y, aun así, no veía nada raro en ello. EL sonido de voces cercanas captaron mi atención invitándome a ver la escena desde un segundo plano escondida entre la maleza. Un grupo de niños subían a un frondoso árbol con rapidez. Escasos segundos después llegaron los piratas dispuestos a seguirlos con un resultado algo más lento. Miré la copa del árbol que me ocultaba, estaba bastante cerca del suyo, los chicos podrían pasar de uno a otro sin problema. Decidí subir a él para ayudar a los niños perdidos.
No sé si lo conseguí pues al despertar no recordaba el resto. De todas formas esta fantasía me hizo recordar o tal vez abrirle la puerta a esa niña que aún sigue dentro de mí. Porque nadie debe dejar morir a ese niño interior. Ese que por muy imposible que sean las cosas piensa que es sencillo, que la imaginación es el mejor de los juegos y que los sueños siempre se hacen realidad.
Espero volver muy pronto al País de Nunca Jamás.