jueves, 3 de noviembre de 2011




Quiero aprender a oírte sin juzgarte.
Quiero que me enseñes a opinar sin darte consejos.
Quiero que aprendas a confiar en mí sin exigirme.
Quiero enseñarte a ayudarme sin intentar decidir por mí.
Quiero aprender a cuidarte sin anularte.
Quiero que me enseñes a mirarte sin proyectar cosas en ti.
Quiero que aprendas a animarme sin empujarme.
Quiero enseñarte a abrazarme sin asfixiarme.
Quiero aprender a sostenerte sin hacerme cargo de ti.
Quiero que me enseñes cómo protegerte sin mentiras.
Quiero aprender a acercarme a ti sin invadirte.
Quiero que aprendamos a aceptar las cosas del otro que más nos disgustan, tanto como para no pretender cambiarlas.
Quiero que hoy, después de lo aprendido yo de ti y tu de mi, seamos capaces de elegirnos otra vez sin condiciones.


Jorge Bucay



miércoles, 10 de agosto de 2011

AMIGO MÍO



Amigo mío... yo no soy lo que parezco. Mi aspecto es sólo un traje que llevo puesto, un traje hecho cuidadosamente; que me protege de tus preguntas, y a ti de mi indeferencia.


El "Yo" que hay en mí, amigo mío, mora en la casa del silencio, y en ella permanecerá por siempre, inadvertido, inabordable.


No quisiera que creyeras en lo que digo ni que confiaras en lo que hago, pues mis palabras no son otra cosa que tus propios pensamientos, hechos sonidos; y mis acciones, tus propias esperanzas convertidas en acción.


Cuando dices:"El viento sopla hacia el oriente", yo digo: "Sí, sopla hacia el oriente"; pues no quisiera hacerte saber que mi mente no mora en el viento, sino en el mar. Tú no puedes comprender mis navegantes pensamientos, ni me interesa que los comprendas. Prefiero estar a solas en el mar.


Cuando es de día para ti, amigo mío, es de noche para mí; sin embargo, incluso así, hablo de la luz del mediodía que danza en las montañas y de la sombra escarlata que se abre paso sigilosamente por el valle; pues tú no puedes oir los cantos de mi oscuridad ni puedes ver mis alas que se agitan contra las estrellas. Y no me interesa que me oigas ni que me veas en mí. Deseo estar a solas con la noche.


Cuando tú asciendes a tu Cielo, yo desciendo a mi Infierno. Incluso entonces tú me llamas a través del infranqueable abismo que nos separa: "Mi compañero, mi camarada", y yo te respondo: "Mi camarada, mi compañero", porque no quiero que veas mi infierno. Las llamas te cegarían y el humo te ahogaría. Y me gusta mi Infierno; lo amo tanto al grado de no dejar que lo visites. Prefiero estar a solas en mi Infierno.


Tú amas la Verdad, la Belleza y la Justicia; y yo sólo por complacerte te digo que es bueno amar esas cosas; pero en el fondo de mi corazón me río de tu amor por estas entidades. Sin embargo, no te dejo ver mi risa: Prefiero reír a solas.


Amigo mío, tú eres bueno, discreto y sensato; es más: eres perfecto, y yo a mi vez hablo contigo con sensatez y discreción, pero... estoy loco. Solo que enmascaro mi locura. Prefiero estar loco a solas.


Amigo mío,... tú ni siquiera eres mi amigo, pero, ¿cómo hacer que lo comprendas?. Mi senda no es la tuya y, sin embargo, caminamos juntos, cogidos de la mano...




Khalil Gibrán






lunes, 6 de junio de 2011

Quiero




Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme.
Quiero que confí­es en mi, sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mi.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mi.
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mi.
Quiero que me protejas, sin mentiras.
Quiero que te acerques, sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas, que hoy, hoy podés contar conmigo.
Sin condiciones.

Jorge Bucay

sábado, 7 de mayo de 2011


Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugo su llanto
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino: ella, por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún, ¿por qué callé aquel día?
Y ella dirá, ,¿por qué no lloré yo?



G.A.Bécquer

martes, 21 de diciembre de 2010

Odio el color verde

Hoy me he dado cuenta de su existencia y maldigo el momento en el que lo he hecho.
No quiero volver a entrar en éste juego.
Sentada en el suelo del pasillo, en unos de los descansos de clase, buscaba una noticia interesante en el periódico con mi compañera.
Como si fuera la escena de una película me pareció verle salir a camara lenta de la clase de al lado. ¿Por qué tendré la capacidad de captar tantos detalles en apenas unos segundos? Con las manos llenas de carboncillo y la mirada perdida hasta que decidió cruzarla con la mía provocándome un agradable escalofío.
Finjí interesarme en la página por la que tenía abierto el periódico ¿Deportes? nunca me han interesado... Observo el espacio buscándole disimuladamente para volver a chocar con su mirada y ,ésta vez, es él quien la desvia.
No han sido imaginaciones mías.
Entró en el ascensor y antes de que las puertas se cerrasen volví a hundirme en esos ojos verdes.



Como odio ese color...

sábado, 21 de agosto de 2010

Dulce reencuentro



Los niños en el parque jugaban a ser superhéroes y ellas con sus muñecas. Un niño y una niña pasearon delante de nosotros cogidos de la mano. Aquella imagen evocó un dulce recuerdo que me hizo sonreír.

- ¿Te acuerdas que cuando éramos pequeños jugábamos a interpretar los cuentos? Cuantas veces hice de princesa y cuantos besos te robé.- Reí.

Aarón también sonrió y me miró.

- Recuerdo que me daban asco los besos, pero siempre accedía para jugar contigo a esas historias tan cursis.

- Como han cambiado las cosas. Echo de menos esa época.- Dije con mi vista en un punto indefinido.

Cuando volví a mirarle le tenía tan cerca que notaba su respiración en mi cara.

- Yo no. Los juegos no son tan reales.- Contestó sellando sus labios con los míos.

martes, 17 de agosto de 2010

Para que todo vuelva a suceder...



Los dos le damos mil vueltas… pero siempre sale cruz…

Gritar… perder la cabeza…


El hecho de que estuviésemos las tres en aquél parque hablando con el sonido de un guitarrista de fondo me hizo reír. ¡Aquella escena me recordó al cierre del capítulo de una maldita serie americana!
Necesitaba soltar parte de lo que me había estado tragando días atrás, al menos de lo que me estaba provocando un enfado progresivo. Todo el mundo ha pensado alguna vez que las cosas malas vienen agarradas de la mano, yo lo confirmo.
Pero aquella tarde también hay pequeñas cosas que te pueden hacer sentir bien.
Cuando oí la voz del chico de la guitarra dejé de escuchar el resto de los sonidos que me rodeaban. Me sorprendió el sonido de aquella famosa canción cantada por él:


¿Sabes?...¿sabes que te digo?
Si no la llenas tú, no...
Si no la llenas tú no la llena cualquiera
Y yo...yo
Me he pasado buscándote una vida entera.
Cansadito estaba de tener que buscar
Por las calles, los sueños, la tierra el mar...
Si no la llenas tú, no...
Si no la llenas tú no la llena cualquiera
Y no quiero más piedra, papel o tijera...



Quién me iba a decir que la voz de un desconocido me iba a sacar una sonrisa e, incluso, inspirarme…